lunes, 14 de octubre de 2019

LA HISTORIA DEL TUBA (EL TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES), CONTADA EN PRIMERA PERSONA POR QUIEN LO FUNDÓ


La historia del Teatro de la Universidad de Buenos Aires (1974 - 1983), como toda epopeya de juventud, merece quedar registrada en alguna parte, de modo de sobrevivir al paso del tiempo y al natural olvido.En el año 2010, radicado ya definitivamente en Mar del Plata, con 68 años, decidí abrir este Blog, para que esa historia (sepultada en el más denigrante de los olvidos en la Argentina), fuera conocida por el resto del mundo, donde los teatros universitarios existen desde los albores del Humanismo.

Hoy, en octubre de 2019, este Blog acumula ya cientos de capítulos, fotografías, fragmentos de audio y videos; lo han visto ya 51.878 veces en 101 paises o territorios de todo el Orbe y tengo la impresión que nadie, por curioso que sea, se va a tomar la molestia de ir hasta el fondo del Blog, hasta sus comienzos en 2010, para leer todos y cada uno de sus testimonios sobre la ejemplar trayectoria de ese teatro, que logró concretar en nueve temporadas consecutivas, 1.163 representaciones con acceso Libre y Gratuito, con obras de autores tan diversos como Terencio, Chejov, Nemesio Trejo, Moliere, Carlos Mauricio Pacheco, Armando Discépolo, Luiggi Pirandello, Georg Büchner, Alberto Wainer o el mismísimo Shakespeare, para citar sólo a algunos.

Estoy transitando los ochenta años. Ya hice todos los reclamos posibles ante la Universidad de Buenos Aires y el Centro Cultural Rector Ricardo Rojas, para tratar de que ese Centro de Drama que fue el TUBA vuelva a existir y además, QUE SE RECONOZCA SU VALIOSA HISTORIA.

Ahora sé que ya no habrá respuestas y entonces, como último intento, me he autofilmado el video de veinte minutos que voy a insertar a continuación, como último mensaje por el recuerdo de aquella bella historia y sobre todo, como emocionado reconocimiento por aquellos más de 1.600 jóvenes, estudiantes de todas las carreras, que vistiendo los harapos de los comediantes y en la ruta por inciertos caminos que antes habían transitado los ilusos de La Barraca de Federico García Lorca, brindaron tantas horas de fervor y trabajo, en pos de la divulgación de los textos más esclarecedores de la dramática universal, en una época de tenebroso ocultismo y atroz genocidio, en la República Argentina.

jueves, 19 de septiembre de 2019

LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ... PERO PODRÍA VOLVER A TRAER


Durante muchísimos años a partir de 1983 intenté que la Universidad de Buenos Aires reflotase aquel Centro de Drama que se había creado de la nada en 1974 (a mi propuesta) y que había logrado existir como TEATRO DE REPERTORIO durante nueve años consecutivos, en medio de un contexto político-social tenebroso, permanentemente amenazador y además (lo que no se sabía), aberrantemente GENOCIDA.

Un buen día me tuve que convencer de que, más allá de haberse abierto el multifacético Centro Cultural Rector Ricardo Rojas en el mismo edificio donde había funcionado el TUBA (Corrientes 2038, pleno centro de Buenos Aires), no había posibilidad alguna de que la Universidad propiciase una reapertura del que fue EL TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES entre 1974 y 1983. Una negación que debía ser interpretada como UNA CONDENA A CADENA PERPETUA por mera "asociación" de contemporaneidad (el TUBA había existido exactamente durante los años finales del gobierno de Isabel Perón y la Triple "A" y los años iniciales y finales de la dictadura militar conocida como "el Proceso").

Inútil fue que yo tratase de explicar, en decenas de Cartas Documento dirigidas a los sucesivos Rectores de la UBA a partir del advenimiento de la Democracia y a todo el periodismo en general, que no habíamos cerrado al TUBA en mayo de 1983 (con mi renuncia y la de todos los jóvenes que lo integraban en ese momento), para intentar "desprendernos" de nuestra eventual "complicidad" con la dictadura, sino por la simple razón de que, al no apoyarnos en una gira a Mar del Plata, para actuar en el Teatro Auditorium durante las vacaciones de invierno de 1983, se había terminado de colmar nuestra capacidad de resistencia (¡que había sido mucha...!!!), ante la inenarrable cadena de atropellos, sinvergüenzadas, ofensas y prohibiciones, que el TUBA había sufrido por parte de la Dirección de Cultura de la UBA, de la cual caprichosamente dependía, a lo largo de sus esforzados nueve años de existencia.

Así las cosas, el TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES (conocido popularmente como "el TUBA"), que había realizado la friolera de 1.163 funciones a sala colmada, CON ACCESO GRATUITO, entre el 30 de noviembre de 1974 y el 5 de junio de 1983; que había dado a conocer POR PRIMERA VEZ EN LA ARGENTINA, obras trascendentes de autores clásicos y modernos; que había comenzado a generar UNA DRAMÁTICA PROPIA, al exhibir durante toda la temporada de 1982 (conjuntamente con otros nueve espectáculos), una obra escrita por un estudiante de Derecho, integrante actoral del TUBA, como lo fue "EL DÍA QUE MATARON A BATMAN", de Hugo Daniel Hadis; que había logrado "éxitos masivos" de público joven, con obras nacionales como "LA OFENSIVA", de Martha Lehamnn (83 representaciones en 1977); "CORRETE UN POCO", de Alberto Wainer (más de 120 representaciones en sucesivas temporadas); los grotescos de Armando Discépolo "RELOJERO" y "STÉFANO"; las tragicomedias del académico Juan Carlos Ghiano, agrupadas bajo el título "MIEDOS Y SOLEDADES" y los sainetes rioplatenses de Vaccarezza, Florencio Sánchez, Defilippis Novoa, Carlos Mauricio Pacheco, Alberto Novión o Nemesio Trejo; que había "estrenado" en Buenos Aires "FEDRA", de Jean Racine, a 200 años de su primera representación en la Comedia Francesa o "UNA TRAGEDIA FLORENTINA", de Oscar Wilde y que había colmado la platea y los pisos superiores del Teatro Nacional Cervantes con comedias irreverentes y osadas del teatro griego y latino de veinte siglos atrás, como "LA SUEGRA", de Terencio; "LOS CAUTIVOS", de Plauto o "EL DÍSCOLO", de Menandro... ese TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES" heroico, altruista, portentosamente JOVEN, no tuvo razón de ser para las autoridades de la UBA que rigieron sus destinos a partir del advenimiento de la Democracia en la Argentina y no sólo que no se hizo nada por reflotarlo, sino que además (y esto es lo más grave) se suprimió SU HISTORIA.

No hay un sólo indicio dentro del edificio de Corrientes 2038 y sus adyacencias, donde funciona el Centro Cultural Rector Ricardo Rojas, de que allí haya existido, durante casi una década, un Centro de Drama llamado inicialmente TEATRO UNIVERSITARIO DE BUENOS AIRES, que a partir de su quinta temporada, en 1979, pasó a llamarse Teatro DE LA Universidad de Buenos Aires, por exigencia de la propia Universidad.

¿Qué hacer para que alguien repare en tan injusta omisión, al cumplirse por estos días 45 años de que el "proyecto" Teatro Universitario de Repertorio fuese inocentemente presentado por mí, -Ariel Quiroga-, a la Dirección de Cultura de la UBA...?

Lo único que, impotentemente se me ocurre a mis 79 años, cansado de "rogar" que vuelva a existir un Centro de Drama tan pujante y hermoso como aquel que fue "el TUBA", es volver a insertar en este Blog dos de los más de diez videos que navegan por YouTube (y que son vistos en más de cincuenta paises del Orbe, pero al parecer NO EN ARGENTINA), donde se muestran fotografías de aquellos más de 100 montajes escénicos del TUBA y la manera epigramática, imprevisible pero decidida, como se gestó su historia.

Ojalá alguien, con suficiente poder de iniciativa, los vea y piense qué importante sería, para la juventud universitaria de hoy, que existiese un lugar de formación y de práctica activa del milenario hecho escénico, como lo fue el lejano (pero no menos vigente), TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES, "el TUBA".


jueves, 15 de agosto de 2019

LA CÁTEDRA DE DRAMA QUE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES NO QUISO INCORPORAR A SU PRESTIGIOSA CURRÍCULA



En 1982, cuando el Teatro de la Universidad de Buenos Aires (el TUBA) atravesaba su octava temporada consecutiva de vida pública, el diario Clarín se interesó por mostrar -desde adentro-, cómo funcionaba este Centro de Drama que estaba convocando a tan enorme caudal de público a sus funciones de fin de semana en el edificio de la avenida Corrientes 2038, en pleno centro de Buenos Aires.

La nota, hecha en forma sorpresiva un día de poca actividad en el teatro, con sólo unos veinte de sus casi sesenta integrantes, apareció publicada en la primera página de la revista dominical del diario Clarín, "consagrando" al TUBA como una suerte de "cátedra de teatro", nunca incorporada a la currícula de la UBA, con un subtítulo en medio del texto que rezaba: "CRÓNICA DEL ENTUSIASMO".

¡Y esa sí que fue una hermosa parábola, rotundamente definitoria, de lo que fueron los nueve años de vida de aquel teatro universitario de repertorio, tan castigado por el olvido: EL ENTUSIASMO, lo que Ortega definía como "la cualidad ontológica por antonomasia"; el ENTUSIASMO que hizo que aquellos cientos de jóvenes que habitaron el TUBA a lo largo de sus nueve años de vida, pudiesen hacer tantas cosas en pro de la divulgación del hecho escénico, sacando a relucir desde un abismo de siglos a autores como Menandro, Terencio, Esopa de Samos o Alonso de la Vega o poniendo al alcance del público en forma gratuita, obras clásicas y contemporáneas, nunca antes descubiertas por elencos oficiales o privados de la República Argentina.

domingo, 11 de agosto de 2019

SIEMPRE VALE LA PENA ANIMARSE A EMPEZAR, AUNQUE SEA DESDE LA NADA


Acabo de cumplir 79 años y sin tener que ver con eso, mi amigo cinéfilo Samuel Wolpin me ha regalado un libro: las memorias de Lee Strasberg, cuyo título: "Un sueño de Pasión", me lleva una vez más a la necesidad de contar más cosas (como si no fueran suficientes los cientos de capítulos de este Blog), sobre aquel lejano TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES, que -también por estos días-, está cumpliendo 45 años de haber empezado a existir.

Yo no tenía la menor idea, cuando le propuse una mañana de agosto de 1974 a un improvisado "director de cultura", en el viejo edificio de la UBA de Corrientes 2038 (hoy sede del Rojas), cómo se podía concretar la edificación de un TEATRO UNIVERSITARIO DE REPERTORIO.

Menos idea todavía debió tener aquel milico, improvisado "director de cultura", cuando me aprobó el proyecto de palabra.Como había sido puesto a dedo a "dirigir" la cultura en la Universidad de Buenos Aires, le debe haber parecido una forma de apoyo el contar con un individuo como yo, que ya tenía prestigio como director teatral de obras importantes del teatro contemporáneo y que no provenía de ninguna de las facciones de izquierda, que acababan de ser desplazadas de los centros estudiantiles, a comienzos de 1974.

Propuse hacer un llamado, mediante afiches en todas las facultades y colegios dependientes del Rectorado de la UBA y lentamente empezaron a inscribirse postulantes a formar parte del futuro "Centro de Drama" universitario. Digo "lentamente" porque el llamado no era para anotarse en un "curso de actuación" ni nada por el estilo. Era -tal el texto de la convocatoria-, "ingresar a un Teatro de Repertorio". ¡Vaya propuesta para aquel tiempo de clausura de toda participación activa del estudiantado, dentro de los claustros universitarios...!!!

Pasaron les meses. Yo iba todas las tardes a la Dirección de Cultura, sin estar nombrado ni percibir sueldo alguno y cuando por fin, hacia fines de octubre decidí empezar a hacer algo -porque en aquella "dirección de cultura" nadie hacía nada-, convoqué a un grupo de actores profesionales amigos y monté una adaptación escénica del diálogo de Platón llamado "Fedón, o Del alma", que habían realizado más de treinta años antes los profesores Carlos Biedma y Manuel Somoza y que un gran Maestro de Teatro: Antonio Cunil Cabanellas, había montado en las escalinatas de la facultad de Derecho.

Tras el éxito de aquella primera representación de un Teatro Universitario que todavía no existía (fue en Corrientes 2038, el 30 de noviembre de 1974), mis acciones subieron repentinamente. El improvisado "director de cultura" (tragos de wisky mediante) me alentó a avanzar con la idea de concretar el Centro de Drama, el Teatro Universitario de Repertorio, y fue así como se llamó a los únicos 230 inscriptos que había hasta ese momento, a una reunión que se llevó a cabo en los primeros días de diciembre de 1974, en el polvoriento gimnasio abandonado del último piso de Corrientes 2038.

Sólo recuerdo de aquella primera reunión, mis primeras palabras: "Estamos aquí para erigir un teatro". ¿Y eso...? Aquellos 230 o más jóvenes se abalanzaron sobre la precaria mesita desde la que yo les hablé durante más de una hora, pidiéndome precisiones que yo no estaba en condiciones de darles. La pregunta que sobresalía entre todas era: "¿En qué consiste erigir un teatro...?".

Llegó el receso de fin de año; la época de los exámenes y las vacaciones. Se citó a todos aquellos jóvenes para la primera quincena de marzo de 1975. "Pasen y pregunten" fue la única respuesta que salió de la boca de las empleadas de la "dirección de cultura", unas buenas señoras muy mayores todas que de lo único que hablaban era del alivio que les había significado que "limpiasen" a los zurdos que, según ellas, las tenían amenazadas.

Borrosa fotografìa de una funciòn de "El sainete rioplatense", primer espectáculo del incipiente Teatro Universitario, en el Centro Cultural San Martín (mayo de 1975)

Llegó marzo de 1975. La primer quincena. De todos aquellos jóvenes del gimnasio, apareció solamente la mitad: unos cien o poco más.El resto se debe haber olvidado que se había inscripto en una convocatoria "para erigir un teatro".

Mientras en la Dirección de Cultura estudiaban el proyecto de repertorio inicial que yo había presentado (para un teatro que ni siquiera había empezado a existir), todas las noches, en la sala del fondo de Corrientes 2038 yo les hablaba a los que asistían, que siempre fluctuaban entre noventa y cien, sobre la vida interna de un teatro. Un joven, que trabajaba de operador del cine Cosmos, que estaba al lado y que dejaba la película andando, confiando en que no se terminase el rollo, para asistir a esas charlas, me reclamaba todos los días que quería empezar "el curso de actuación", pero yo seguía hablando de cómo era un teatro por dentro: clasificar maderas para los futuros decorados; limpiar los baños de los camarines; estudiar textos de futuras obras del repertorio... todo lo que había vivido, años atrás, junto a Alejandra Boero, Pedro Asquini, Héctor Aterio, Enrique Pinti y tantos y tantos "laburantes" más, en el glorioso Nuevo Teatro.

Hasta que un día dije lo que no debí decir, a los que mandaban dentro de esa "dirección de cultura": "Voy a comenzar los ensayos".

¡Pusieron el grito en el cielo...!!! "¿Ensayos...? ¡No, Quiroga, ensayos no...! ¡Bajo ningún punto de vista...! ¡Siga dándoles charlas hasta que se aburran y se vayan...! ¡Nada de ensayos, por el amor de Dios!" (Y tuvieron el coraje de ponerlo a Dios de por medio).

¿Qué había en el hecho de empezar a ensayar una primer obra de un futuro repertorio, que los alarmaba tanto...? Imposible saberlo. Es como querer saber qué hay dentro de la mente de un represor, en el momento que ejecuta la tortura de un prisionero. Lo cierto es que no tuve más remedio que seguir dando charlas, todas las noches, hasta que un buen día me convocaron del Centro Cultural San Martín para dar una conferencia en la Sala Enrique Muiño, sobre los orígenes del sainete rioplatense.

Se me ocurrió ilustrar la conferencia con algunas escenas de los sainetes más famosos, como "Tu cuna fue un conventillo", "Los disfrazados" o "El debut de la piba", en las que interviniesen varios jóvenes de los asistentes a mis charlas diarias sobre "el futuro Centro de Drama".

Sin darnos cuenta (Mentira: ¡DÁNDOME CUENTA!) se empezaron a agregar escenas; más y más escenas de muchos más históricos sainetes. Hasta que terminaron interviniendo prácticamente todos de aquellos más de cien asistentes a las charlas diarias en la sala de Corrientes 2038.

Y así fue como se hizo, una noche de mayo de 1975, en la sala Enrique Muiño del Centro Cultural San Martín, EL PRIMER ESPECTÁCULO DE UN TEATRO UNIVERSITARIO QUE TODAVÍA NO EXISTÍA...!!! ¡Y estuvieron todos juntos, ACTUANDO, en un mismo escenario, sin haber hecho nunca el tan reclamado "curso de actuación"...!!!

A partir de esa noche de mayo de 1975, no nos pudieron parar más. El teatro que prometí ERIGIR, en diciembre de 1974, se ERIGIÓ SOLO, por generación espontánea y por decisión furiosa, indoblegable, apasionada y febril, de un Hombre de Teatro de 34 años y de cientos y cientos de jóvenes universitarios, que fueron llegando un año tras otro, hasta completar NUEVE AÑOS ininterrumpidos de hacer TEATRO DE REPERTORIO, hasta la derrota final, la que nos obligó a cerrar las puertas, en mayo de 1983, cuando se nos negó la posibilidad de hacer una gira de 15 días al Teatro Auditorium de Mar del Plata.

Por eso no entiendo a la Universidad de Buenos Aires, a partir de la creación del Centro Cultural Rojas, en el mismo edificio donde existió nueve años el TUBA, al no querer formar un nuevo TEATRO UNIVERSITARIO DE REPERTORIO, cuando sería tan fácil haberlo hecho, en plena Democracia y sin las turbias, necias y "bien razonadas barbaries" que asolaron al TUBA y a sus hacedores, durante su fértil trayectoria de nueve años.

Una escena de "El gorro de cascabeles", de Luiggi Pirandello, en la sala de Corrientes 2038, cuando el TUBA ya era UN TEATRO DE VERDAD, con decorados y puestas como las de los teatros profesionales (Año 1982)


Otra foto, de cuando el TUBA ya era UN TEATRO DE VERDAD: "La noche de San Juan", de Henrik Ibsen. Temporada 1982.

Lamentable pero cierto: A la Universidad de Buenos Aires nunca le interesó contar con un Centro de Drama, de labor permanente durante todo el año, como lo fue el TUBA entre 1974 y 1983. Erigió "el Rojas" en el mismo vetusto edificio de Corrientes 2038, donde había funcionado el TUBA, remodelándolo y dotándolo de todos los adelantos técnicos habidos y por haber.Lleva más de 30 años convocando a una gran diversidad de cursos cada año y cuenta con un Departamento de Teatro que hace espectáculos pagos (los del TUBA eran GRATUITOS), elaborados por grupos extra universitarios. ¿Por qué, teniendo el potente pasado de todo lo realizado por el TUBA a lo largo de nueve temporadas consecutivas, no buscó la UBA formar un nuevo Teatro Universitario de Repertorio, como los que existen desde hace siglos en todas las Casas de Altos Estudios del resto del mundo...? Un misterio que yo, Ariel Quiroga, no puedo ni quiero descifrar.

Seguiré leyendo, a mis 79 años recién cumplidos, el libro de memorias de Lee Strasberg que me regaló mi amigo cinéfilo Samuel Wolpin: "Un sueño de Pasión", evocando de paso aquel hermoso y furibundo "sueño de pasión" que fue el Teatro de la Universidad de Buenos Aires (el TUBA).

domingo, 21 de julio de 2019

A 45 AÑOS QUE EMPEZÓ LA HISTORIA DEL TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES


En pocos días más se van a cumplir 45 años de la mañana en que entré por primera vez al edificio de Corrientes 2038, donde funcionaba la Dirección de Cultura de la Universidad de Buenos Aires y como al pasar, mencioné la posibilidad de formar un grupo teatral con estudiantes, docentes y graduados, a la manera de los Teatros Universitarios que existen en todas las universidades del mundo, desde los albores del Humanismo.
La persona con la que hablé, en una entrevista acordada desde la oficina pública en la que yo trabajé por espacio de cuarenta y seis años, era un militar retirado, puesto como "interventor cultural" por una de esas "vueltas de tuerca" que se dan cada tanto en la política: la fluctuación de la derecha a la izquierda y viceversa.

Lo que sucedió a partir de ese incierto día de agosto de 1974 (del que, como dije, se van a cumplir 45 años), se me representa hoy, que estoy tan viejo y tan alejado del teatro desde que toda esta historia del Teatro Universitario concluyó, a fines de 1983, como algo parecido a una pesadilla o más bien, a un viaje fantástico por lugares de fantasía, como en aquellas viejas películas de Walt Disney que me asuntaban en mi infancia.

El Teatro Universitario, que Buenos Aires nunca había tenido, se terminó concretando, pero de un modo casi disparatado. Hoy lo veo como si un grupo de vándalos hubiese logrado copar la Universidad y hacer dentro de ella de las suyas durante casi diez años. De lo que estoy seguro hoy, es de que ni aquella mediocre "dirección de cultura" ni el Rectorado de la Universidad, de 1974 en adelante, querían tener un Teatro Universitario funcionando permanentemente durante todo el año, invierno y verano, que se auto sustentase y se manejase como un organismo no dependiente de nadie, dentro de un edificio de la UBA y recorriendo por su cuenta diversos ámbitos del país, sin darle gasto alguno a la Universidad, pero funcionando con "demasiada" libertad para los tiempos que corrían, a partir de marzo de 1976, o sea "EL HORROR".

La historia descabellada, pero a la vez PORTENTOSA, de aquello que terminó siendo EL TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES está más que detalladamente contada en este Blog, en los cientos de capítulos que lo componen, en sus videos y miles de fotografías, de modo que no hace falta volver a contarla ahora. Con abrir el Blog en alguno de sus años, a partir de 2010, la Historia del TUBA cobra vida, como si milagrosamente se encarnase en una suerte de Fénix dispuesto a revivir, desafiante, de sus inmerecidas cenizas.

Sí, me gustaría, a estos 79 años repletos de recuerdos, recordar aquellas épocas iniciales del Teatro de la Universidad de Buenos Aires, cuando no era nada todavía, más que un remolino de más de cien jóvenes entusiastas, que salían con sus bártulos arriba de camiones alquilados, para ir con su teatro a cuestas, muy a la manera de La Barraca de Federico, a llevar por los pueblos, las bibliotecas y las parroquias, la voz de Terencio, de Plauto, de Florencio Sánchez, de Carlos Mauricio Pacheco y de tantos otros, mucho antes de convertirse, como lo fue, en un Teatro de verdad, que practicó el repertorio con obras nunca vistas en la República Argentina, de Moliere, de Chéjov, de Ibsen y (olvidándome de tantos otros) del autor joven que nos significó la prohibición "por propender a la infiltración marxista", que había nacido y muerto muchos años antes de que Carlos Marx publicase el Manifiesto. Me refiero a Georg Büchner y a su sacudiente "WOYZECK", que nos fue vergonzosamente (vergonzosamente para la Universidad), prohibido a la tercera representación, en 1978.

De aquellos años iniciales en los que todavía no nos habíamos puesto siquiera el nombre (porque nos lo tuvimos que poner nosotros, a partir de nuestra incursión en el Teatro Nacional Cervantes en 1976: TEATRO UNIVERSITARIO DE BUENOS AIRES), recuerdo con enorme ternura aquellas funciones del Sainete Rioplatense (una cabalgata evocativa de los años de auge y decadencia del llamado "Género Chico Nacional"), en la que intervenían más de cien integrantes del apenas esbozado "elenco de teatro universitario", por aulas y gimnasios de algunas facultades; en un cuartel de bomberos de Florencio Varela; en la Biblioteca Popular de Olivos; en el Colegio Carlos Pellegrini y en tantos otros "espacios no convencionales", donde aquellos jóvenes ilusos pero decididos y yo, que ya andaba por los treinta y pico, revivíamos la odisea de los cómicos de la legua, a la manera de las troupes de funámbulos y saltinbanquis, que llevaban a las plazas, a los mesones y a los establos, los entremeses y pasos de comedia de Lope de Rueda.

El tiempo ha transcurrido vertiginosamente. El Teatro de la Universidad de Buenos Aires no volvió a existir después de su forzado cierre a mediados de 1983. Yo no volví a pisar un teatro. Los más de 1.600 jóvenes que integraron el TUBA entre 1974 y 1983, siguieron adelante con sus carreras (algunos hoy son jueces de la Nación) o se dedicaron a vender automóviles o zapatos. Otros se fueron del país hacia "tierras más cálidas" y unos cuántos tengo entendido que ya se murieron.

Pero la idea un un teatro, un Centro de Drama, dentro y fuera de los claustros de una Universidad, no debiera morir nunca. Ojalá lo entiendan alguna vez quienes tienen el privilegio de regir los destinos de la Universidad de Buenos Aires.

martes, 5 de junio de 2018

A 35 AÑOS DE LA DESAPARICIÓN DEL TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES


Para los que nos hemos dedicado al oficio teatral durante décadas, lo más común es que las obras un buen día bajen de cartel o que los proyectos teatrales se aborten, a menudo antes de empezar o que obras con las que soñamos largamente, nunca lleguen a concretarse. Jean-Louis Barrault define al teatro como "el arte de lo efímero". Totalmente de acuerdo con "mi maestro" Barrault, pero...

... haber sacado un teatro (y un TEATRO DE REPERTORIO) prácticamente de la nada, en un ámbito inhóspito y con todas las contras habidas y por haber ensañándose día a día con el proyecto... haber logrado que ese teatro (ese TEATRO DE REPERTORIO) se mantuviese en pie, activo cada día de cada año, durante nueve años y haber conseguido que ese teatro (ese TEATRO DE REPERTORIO) presentase más de cien obras de dramaturgos de todas las épocas, desde los griegos hasta la actualidad, concretando unas 1.163 representaciones con acceso LIBRE y GRATUITO, recorriendo diversos lugares de la República (un poco a la manera de La Barraca de García Lorca) y haber tenido que decidir un día, al cabo de nueve años, cerrar sus puertas, teniendo que aceptar que una Universidad insensible a las gestas del entusiasmo, no diese nunca explicaciones de porqué no había querido tener un TEATRO DE REPERTORIO, creado inicialmente como "TEATRO UNIVERSITARIO DE BUENOS AIRES", pero al que le exigió llamarse "TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES", estaba condenado a la desaparición y al olvido, es un sentimiento de fracaso que lo puede acompañar a uno por todo el resto de sus días.


El 5 de junio de 1983 cerró sus puertas el TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES, que había llevado a cabo su primera representación el 30 de noviembre de 1974, en el vetusto edificio de la Avenida Corrientes 2038, en el centro de Buenos Aires, con la escenificación del Diálogo de Platón llamado "Fedón, o Del Alma".


De entonces a este 5 de junio de 2018 han pasado unos tristísimos 35 años de ausencia de un TEATRO UNIVERSITARIO DE REPERTORIO en la Universidad de Buenos Aires. Yo, que fui su creador, agoté en estos 35 años todo mi bagaje de armamento (de armamento literario) para luchar por la restitución a la vida activa de aquel heroico TUBA, que en sus nueve años de intensísima labor nucleó en sus talleres y sus escenarios a más de 1.600 jóvenes, provenientes de todas las disciplinas científicas y humanísticas que integran la currícula de la UBA.

Llevo unos diez años viviendo en la ciudad con la que soñé desde mi lejana niñez: Mar del Plata, al sudeste de la Provincia de Buenos Aires y todo lo que pude hacer en estos últimos años es trabajar en este BLOG, poniendo en él, a partir del año 2010, todos mis recuerdos y mi archivo de fotografías, para poder dejar para la posteridad y para el mundo, un testimonio fehaciente de lo que ese teatro llamado TUBA (el único hasta hoy TEATRO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES), pudo lograr a fuerza de prepotencia de trabajo, en una época hostil, fraticida y demencialmente exterminadora de mi querido pais.

Un amigo que me aprecia me invitó a grabar un pequeño video, donde apenas acierto a balbucear, a mis casi 78 años, algo de esa permanente añoranza del teatro que fue, pero que no pudo ser.

He aquí ese video y perdón por mi torpeza de anciano evocador, que ya tiene poco y nada para decir. ¿Se animarán a verlo las actuales autoridades de la Universidad de Buenos Aires...?

domingo, 31 de diciembre de 2017

¿PODRÍA VOLVER A EXISTIR EL TUBA, A 35 AÑOS DE SU DESAPARICIÓN EN JUNIO DE 1983...?

Una tranquilidad me queda en estos, mis avanzados 77 años: El TUBA no será algo perdido e ignorado para las futuras generaciones de teatristas, estudiantes de teatro y formadores de centros de drama en institutos y universidades. En los 316 capítulos (o entradas) que contiene este Blog, (partiendo del año 2010 y hasta hoy) está detalladamente narrada su historia, sus inicios, su paulatino crecimiento, sus montajes escénicos, sus giras, sus proyectos concretados o inconclusos y su lamentable derrota. La Historia del Teatro de la Universidad de Buenos Aires (1974 – 1983), si el mundo no estalla y la Internet no desaparece, está aquí, guardada en este Blog, que algún estudioso maniático podrá desentrañar, partiendo de las primeras “entradas” de 2010 hasta esta de fines de 2017, que probablemente sea la última. Lo que no está escrito ni documentado en ninguna parte es porqué la Universidad de Buenos Aires no trató nunca más, una vez cerrado el TUBA, de tener un Centro de Drama Universitario, como lo tienen desde, hace siglos en algunos casos, casi todas las universidades del mundo. Alguien debe haber pensado que un Centro Cultural multidisciplinario, como el Centro Cultural Rojas, emplazado en el mismo solar que ocupara el TUBA durante casi una década, en el que se dan cursos de actuación y se montan obras hechas por grupos de circunstancias, podía suplir la ausencia de un Teatro de Repertorio, de actuación permanente los doce meses de cada año, con espectáculos montados en simultaneidad y con textos de la dramática universal de todas las épocas, desde Esquilo a Luiggi Pirandello o desde la ignota Esopa de Samos al más ignoto todavía Junji Kinoshita. Alguien no quiso que volviera a existir el TUBA, a partir del inicio de la era democrática en la Argentina. ¿Porque el TUBA había subsistido durante la dictadura militar genocida, la de 1976 a 1983…? ¿Es que no era suficiente que el TUBA hubiese sido censurado, extorsionado, amenazado y que igual hubiese seguido luchando por permanecer, aun en esos horrendos años, como para reconocerle el derecho a volver a existir en Democracia, libre ya de prohibiciones y atentados (como el del incendio que destruyó todo su bagaje de obras, vestuarios y elementos de utilería, en 1979…?. Los responsables de haber hecho DESAPARECER al TUBA, ya dentro de la era democrática, tal vez haga muchos años que se hayan borrado de lugares de decisión dentro de la Universidad de Buenos Aires, pero hay otros responsables que están hoy, ocupando cargos rentados en la Dirección de Cultura de la UBA y en el Centro Cultural Rojas. ¿No se le ocurrirá a ninguno de ellos abrir las páginas de este Blog y enterarse de cuánto hizo (Y CUANTO QUEDÓ SIN HACER) en aquel Teatro de la Universidad, desaparecido hace 34 años…? Tal vez si lo hicieran, podrían llegar a pensar y decidir que aquel Teatro de la Universidad de Buenos Aires que se vió obligado a cerrar sus puertas en junio de 1983… deba volver a existir, precisamente en 2018, a 35 años de aquella injusta desaparición del TUBA.